Diputados, entre las vacías promesas y el incumplimiento del deber.

Los diputados de la ciudad se aprestan para participar en debates donde por desgracia, no preguntan los deberes que tienen para no solo con el pueblo, sino con la Constitución.

Es la Carta Magna la que manda a los diputados a Rendir Cuentas frente al votante, frente al representado y rara vez, aparece alguno que cumpla este mandato, lo que habla muy mal del respeto de estos «cargos elegidos» para con quien les elije.

Tópicos importantes para con el territorio que representan, como son las gestiones para que se le ponga un nombre a la ciudad, que se decrete y mude hacia la provincia Santo Domingo su Cámara de Comercio, que le corresponde por ley y, en el caso de Santo Domingo Este, avances retardados que hay que exigirle al ejecutivo como es el Nuevo Mercado que sustituirá al de los Mina, el recinto UASD también postergado, la creación de un Relleno Sanitario para el municipio que por complots y otros retardos no se ha podido encausar, la restauración de las oficinas del SENPA que Medio Ambiente sacó de la ciudad, la restauración de la planta de tratamineto de Aguas Residuales de El Tamarindo, la intervención del INTRANT en el ordenamiento de la ciudad, exigido por la actual administración y que no se ha cumplido, así como hacer todo lo posible para que el «ejecutivo» provea a todos los municipios del presupuesto que manda la Ley y que hoy, no llega ni a un cuarto de este.

Mientras, los diputados están pendientes a otros temas pero poco enfocados en lo que verdaderamente necesitan sus representados, en lo que las tierras se siguen invadiendo, mirando el caos social voltean la cabeza y casi nunca se les ve en las múltiples inauguraciones que por el bien de la ciudad y los munícipes, se hacen, solo muestran sus cuerpos cuando la «campaña electoral» les llama, en actos de oportunismos casi descarados.

Sigue la prensa sin estar consciente de cuales son los temas que en un contexto específico deben preguntar y se hunden en temas que, aun siendo importantes, nos son más ajenos que los que nos afectan directamente.

Ahí vamos, cojos siempre, incompletos.

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