Así no…: Invasión desmedida en parque de Almirante

Invasion-Parque-Almirante

Parque de la entrada del Almirante, frente al OLE, Calle la Pista, esquina Sánchez El hierro soldado tapa incluso, la lámpara del propio parque… una invasión pero además, una real chapuseria. Espacios públicos invadidos sin control, en medio de una despreocupación de las autoridades, tanto municipales como electorales, frente a esta otra falta de respeto a los parques de la ciudad que pertenecen a todos, y que deberían ser sacados de la política y por que no, de la politiquería.

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¿ Hasta donde llegaremos con la propaganda electoral ?

Ya la ciudad está cubierta… parecía que Santo Domingo Este se salvaría, pero la administración ya soltó la ciudad, no hay gobierno, el caos manda. Los postes se habían salvado, pero llego él gobierno e invadió espacios públicos, luego desvirgaron los primeros postes con la imagen de Luis Alberto y tras de él, la orgía de pegas pegas de todo el mundo, de bajo presupuesto, mediano y cheleao’. La ciudad es un caos, una falta de respeto, hoy, todos los candidatos ayudan a ensuciar la ciudad, cada quien pone su…

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ORDEN… palabra antipopular

invasion espacios públicos SDE

Nadie quiere «quemarse» políticamente: «poner Orden quita votos….», dicen. En SDE, como en casi todos los rincones del país (al parecer menos en Santiago) todos hacen lo que les da la gana, sin que autoridad alguna se preoucpe en poner orden. La imagen es en la acera de Megacentro y se aprecia que hasta un carro de la armada está parqueado en lugar prohibido el parqueo pero además, con medio vehiculo «encaramado». El irrespeto a las leyes, a los espacios, al orden, es un asunto de todos, pero el poder…

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Usuarios del Metro se quejan por “Ruido” de predicadores evangélicos

predicadores vociferando

Usuarios del metro de Santo domingo se quejaron de las molestias que provocan algunos predicadores evangélicos que abordan los trenes de este medio de transporte, principalmente en hora de las mañana, que se dirigen a los demás pasajeros ’’Gritando muy fuerte’’. Los predicadores irrespetuosos suben al metro a vociferar que todos estamos malditos y condenados.

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