Asistir a las sesiones no es el único evento donde un regidor trabaja de hecho, es el pequeño espacio de su labor.
Si bien es cierto que deben cumplir un requisito de asistencia, la campaña desatada haciendo creer que los regidores no asisten a laborar porque no van a las sesiones es una manipulación al lector, pues, no es cierto.
El regidor tiene la obligación de legislar, fiscalizar y representar, y aunque tienen locales y sus bloques también, muchas de estas ejecuciones se hacen fuera del espacio del edificio de la Alcaldía y no es obligatorio asistir.
Los regidores no están obligados a marcar tarjetas.
Es claro que para nada podríamos estar de acuerdo con la asistencia a las sesiones pues, solo en el último año, no se recuerda con exactitud por lo pocas que fueron, las que no terminaron en fracaso por ausencias totales o parciales a esos encuentros que son una sola vez al mes, cuatro horas por mes.
El tiempo que se dedican a la sesiones es ínfimo al lado de la asistencia real de los legisladores municipales, decir otra cosa, es mentir al lector.
Dicho esto, en los recientes años de gestión, hay regidores que marcan históricos de ausencias y sin embargo, no se encuentran listados en la campaña sucia desatada contra un segmento que mantienen posiciones de enfrentamiento dentro del PRM, pero que si están asistiendo a trabajar, a encontrarse con los munícipes.
El que las comisiones no avancen se debe a la ineficiente y si, a la no asistencia de los que componen las comisiones que por cierto, atienden pocas propuestas por estos periodos no son necesariamente un buen ejemplo, pero que no tiene que ver con un listado en si, sino general.
El hacer creer que los regidores trabajan solo si asisten a las sesiones es una manipulación burda y engañosa, o un desconocimiento brutal del rol, los horarios y obligaciones laborales de los regidores para lo cual fueron elegidos.
La «politiqueria» sigue haciendo su agosto en el tema de los regidores mientras la dirección del PRM demora la resolución del conflicto que mantiene todo este desastre institucional cuando ya se está sumergido en tiempos de elecciones.
