Santo Domingo Este: Intrigas y Divisiones en la Alcaldía de Dío Astacio

Santo Domingo Este, RD – Un artículo publicado el 13 de junio de 2025 por Ciudadoriental.com, firmado por Isaura Estévez, ha destapado un hervidero de conflictos internos en la Alcaldía de Santo Domingo Este. Titulado ¿Cayó Jesús Colón en desgracia con el alcalde Dío Astacio?, el texto expone una supuesta maniobra del alcalde para despojar de influencia a Jesús Colón, secretario general del Ayuntamiento, mediante la designación de Madeleine Altagracia Capellán como jefa de Gabinete. Este movimiento, que relega a Colón a funciones secundarias, es solo la punta del iceberg de una serie de tensiones que sacuden la gestión municipal, agravadas por el incumplimiento de Astacio de casi todos los acuerdos con los dirigentes del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y las sospechas de que estos buscan ahora adueñarse del control del partido en el municipio.

El artículo detalla que Capellán, al asumir la coordinación de la estructura operativa y administrativa del gobierno municipal, ha absorbido responsabilidades que tradicionalmente correspondían al secretario general. Esta reestructuración se interpreta como un intento deliberado de Astacio de neutralizar a Colón, quien, según una fuente de la Alcaldía, se percibía como una figura de igual peso político que el alcalde. Colón, presuntamente clave en el triunfo electoral de Astacio al influir en la designación de presidentes de mesas electorales durante las primarias del PRM, habría violado “la primera ley del poder” al desafiar la autoridad del edil. Sin embargo, este episodio no es un hecho aislado, sino parte de un panorama más amplio de desencuentros en la Alcaldía, donde los regidores han adoptado un silencio bochornoso frente a decisiones controvertidas, como el reciente aumento de tarifas funerarias municipales, que ha empujado a los ciudadanos hacia funerarias privadas.

El relato pinta una marginación casi novelesca: Colón, ahora “exiliado” en la Parada de la Cultura —un proyecto heredado de la gestión de Manuel Jiménez—, se limita a supervisar cursos de inglés e informática en alianza con el ITLA y a colaborar con una Escuela de Arte gestionada por una funcionaria más cercana al exalcalde que a Astacio. Más humillante aún, el artículo sugiere que el alcalde lo ha reducido a un “pica pleitos” en una persecución judicial contra el periodista Fernando Buitrago, enviándolo repetidamente al Palacio de Justicia. Esta degradación, descrita como “maquiavélica”, se suma a otras fricciones internas, como el descontento por el manejo opaco de los recursos municipales y la percepción de que Astacio ha traicionado los compromisos asumidos con los dirigentes del PRM, quienes, según fuentes, están organizándose para tomar el control del partido en el municipio, hartos de lo que consideran una gestión desleal.

A estas tensiones se añade el malestar por el aumento de las tarifas funerarias, que ha convertido un servicio municipal solidario en una carga económica comparable a los costos de las funerarias privadas. Los regidores, en un mutismo que muchos califican de cómplice, no han protestado por esta medida ni por otras decisiones polémicas, como la asignación de contratos de recolección de basura que, según rumores, favorecen a empresas vinculadas a allegados de la Alcaldía. Asimismo, la relación de Astacio con empresarios de funerarias privadas, quienes han sido vistos frecuentemente en su compañía, ha generado sospechas de que el “tarifazo” busca desviar clientela hacia estos negocios, en detrimento de los munícipes. Estas controversias refuerzan la imagen de una Alcaldía sumida en intrigas, donde las luchas de poder y los intereses privados parecen prevalecer sobre el bienestar público.

El artículo de Estévez también presenta versiones alternativas que matizan el conflicto entre Astacio y Colón. Algunos afirman que fue Colón quien solicitó apartarse de las funciones administrativas, anticipando un posible “caos administrativo y financiero” que podría dañar su reputación. Otra fuente indica que Colón pidió transferir responsabilidades, como la gestión de ayudas sociales y funerarias, a la vicealcaldesa Ángela Henríquez, y que Astacio accedió para evitar que Colón siguiera “haciéndole sombra”. Sin embargo, estas versiones no disipan la percepción de una Alcaldía fracturada, donde el incumplimiento de Astacio de los acuerdos con los dirigentes del PRM ha alimentado un movimiento para desplazar su influencia en el partido. “Lo que está a la vista no necesita espejuelos”, concluye Estévez, subrayando que la ruptura entre ambos, aunque disimulada para evitar un escándalo público, es innegable.

Este caso refleja un torbellino de problemas en la Alcaldía de Santo Domingo Este, el municipio más poblado del país. La designación de Capellán podría ser un intento de Astacio de consolidar su control, pero arriesga profundizar las divisiones internas. El silencio de los regidores, la persecución judicial contra Buitrago, los contratos cuestionados y las sospechas sobre los vínculos con empresarios funerarios pintan un cuadro de descontento y desconfianza. Además, el incumplimiento de los acuerdos con los dirigentes del PRM, quienes ahora buscan recuperar el control del partido, añade un componente de lucha política que amenaza la estabilidad de la gestión municipal.

El artículo de Ciudadoriental.com carece de pruebas concretas, basándose en fuentes anónimas y rumores, lo que invita a la cautela. Sin embargo, captura un sentimiento generalizado de malestar con la administración de Astacio, cuya gestión enfrenta críticas por decisiones que parecen priorizar intereses particulares. La ciudadanía, mientras tanto, observa con preocupación cómo estas disputas internas distraen al Ayuntamiento de sus responsabilidades. ¿Se resolverá esta crisis con un pronunciamiento claro, o seguirá alimentando las intrigas en los pasillos de la Alcaldía? Solo el tiempo lo dirá.

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